Tras cuatro años en este negocio, me he dado cuenta de que no vendo solo branding, vendo ilusión. Ilusión por emprender en algo que te gusta, ilusión por darle amor a tu idea invirtiendo en ella, ilusión por el cambio que generará en tu vida trabajar en lo que te gusta.

Todas las marcas vendemos un estilo de vida, una emoción. Nuestro producto, sea el que sea, cambia vidas y eso es lo que necesitamos comunicar en Instagram, en nuestra web o en una reunión de venta.

Hoy te planteo un ejercicio apasionante que es el Storybrand de Donald Miller. Si tuviera que recomendarte un sólo libro de marketing, sería este sin duda.

En él plantea lo siguiente:

• En toda historia siempre hay un héroe y en la de tu marca tiene que ser tu cliente. 
• Tú como marca personal o comercial eres el guía, es decir, la persona que aconseja al héroe a cumplir su objetivo.
• ¿Qué objetivo? El que se plantee relacionado con lo que ofreces. En mi caso sería «lanzar su marca como emprendedor».
• Pero claro, hay algo que le frena a conseguir su objetivo y es el villano, el típico malo de las películas. En mi caso sería «la confusión» porque casi todos mis clientes tienen muchas ideas pero poca claridad.
• Este malo ocasiona varios problemas al cliente, desde lo más superficial a lo más profundo/filosófico. Y es aquí donde realmente consigues conectar con él.
• Y por último necesitas hablar de la transformación, es decir, donde llevarás a tu cliente cuando use tu producto o servicio.